La última acampada, por David Belda, Daniela García y Candela Martínez.


La última acampada, por David Belda, Daniela García y Candela Martínez.


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Cuenta la leyenda que un grupo de siete excompañeros del instituto de unos 20 años decidieron hacer una escapada al Acherito, una montaña de los  Pirineos muy elevada y alejada de la sociedad. El grupo quedó en la parada del autobús al pie de la montaña a las 18:30. Durante el camino, los chicos,  Peter, Blake, Jack y Marc estuvieron hablando de gastarles bromas a las chicas; mientras Laura, Charlotte y Elisabeth se ponían al día. Charlotte les contó que hacía un mes que había empezado a salir con Blake. Laura, al enterarse, sintió una amarga sensación de ira y envidia, ya que Blake siempre había sido su amor platónico desde el instituto. Desde ese momento, la actitud de Laura fue fría y distante. Sus amigos se preocuparon e intentaron hablar con ella, pero les dijo que estaba bien, que la dejaran en paz. Finalmente, anocheció y decidieron acampar cerca del famoso lago del Acherito. Montaron las tiendas y encendieron una hoguera en torno a la cual contaron las típicas historias de miedo… Charlotte les contó que había oído anteriormente que en esa misma montaña un grupo de jóvenes habían aparecido muertos y mutilados… Ya era tarde...se fueron a dormir.

Por la mañana, el primero en despertarse fue Marc, que despertó a los demás para ir a almorzar a la orilla del lago, profundo y tenebroso. Por gastar una broma, Marc y Jack cogieron el bocadillo de Laura sin que se percatase y metieron dentro sanguijuelas y renacuajos del lago. Todos empezaron a comer, y cuando Laura mordió su bocata, sintió las viscosas tripas de los pequeños animales esparciéndose por su boca. Marc y Jack, al ver que la broma había funcionado, comenzaron a reírse. Laura, con un semblante serio y enfadado, se levantó sin decir palabra y se fue a su tienda de campaña. El resto de amigos pasaron un agradable día entre excursiones, chistes y risas. Al anochecer y reunirse de nuevo en el campamento para la cena, los chicos se dieron cuenta de que hacía mucho rato que no sabían nada de Marc, fueron a su tienda, por si se había quedado dormido… pero allí no estaba. Siguieron buscándolo por los alrededores, pero nada. Marc seguía sin aparecer.

Mientras, Elisabeth, un poco angustiada y preocupada por la posible broma pesada que Marc les estaba gastando al no aparecer, decidió retirarse a su tienda. Al entrar, sobre el saco de dormir de Laura, había un diario viejo y lleno de sangre, y con las tapas y el lomo destrozados. Elisabeth, con curiosidad, empezó a leerlo:

“Hoy día 3 de febrero de 1997 he intentado apuñalar a mi madre de nuevo, pero he fracasado, como la última vez”.

“Hoy, día 27 de julio de 1997 mi madre me ha obligado a ir al psiquiatra, cuando hemos salido de allí les he advertido a mi madre y al psiquiatra que si me obligaban a entrar otra vez a esa consulta me cortaría las venas y me tiraría por la azotea de mi casa. Esta misma noche he entrado a la casa del psiquiatra y he tirado a su hijo por el balcón. Por ahora todos piensan que es un suicidio”.

Elisabeth pasó varias páginas horrorizada.

“Hoy día 28 de diciembre de 1999, Marc no ha parado de gastarme bromas, al final lo he matado. Me he acercado a él sigilosamente por detrás y lo he acuchillado, sintiendo cómo su sangre se deslizaba entre mis dedos, después, lo he colgado de un árbol mientras que sentía cómo sus vértebras se separaban”.

Elisabeth, pálida, se puso a temblar, y aterrorizada cerró el diario. De repente, escuchó la cremallera de la tienda abrirse lentamente… era Laura, quien al ver la cara de terror de Elisabeth y que su espeluznante diario estaba entre sus manos corrió  hacia ella, le tapó las vías respiratorias y acabó con su vida. Durante el forcejeo, una de las hojas del diario salió volando hacia el exterior. Laura cogió cogió el cuerpo de Elisabeth y lo arrojó al lago profundo y tenebroso. Una vez realizado su trabajo, Laura regresó de nuevo a la tienda de campaña y se durmió como si nada hubiera pasado.

Cuando amaneció, Laura fue corriendo a avisar a sus compañeros de que Elisabeth había desaparecido. Sin ni siquiera desayunar, decidieron continuar con la búsqueda de Marc, y ahora de Elisabeth. Blake y Charlotte se quedaron cerca del campamento, por si alguno regresaba. Mientras que Peter, Jack y Laura, separados, se adentraron en el bosque. Laura se dirigió hacia donde había dejado el cadáver de Marc, y Peter y Jack buscaron por otra parte. Blake y Charlotte se dirigieron hacia el lago, y al llegar allí divisaron a lo lejos algo flotando. Blake, sin pensárselo, se adentró en las oscuras y frías aguas de aquel lago para comprobar qué era aquello que flotaba. Al llegar junto a aquel bulto que sobresalía del agua se llevó una terrible sorpresa: ese bulto era el cuerpo sin vida de la joven Elisabeth. Charlotte, al ver a su querida amiga muerta comenzó a llorar y quiso gritar, pero Blake le tapó la boca, pensando que si el asesino estaba cerca los escucharía. En ese momento, Laura ya había llegado a donde estaba el cadáver de Marc. Una vez allí le dio un ataque psicótico: se le pusieron los ojos en blanco y empezó a convulsionar, y con un cuchillo  comenzó a autolesionarse el brazo mientras cantaba una espeluznante canción.


Jack y Peter la escucharon cantar y fueron a ver qué ocurría. Cuando llegaron encontraron a la muchacha de espaldas y con la ropa ensangrentada. A su lado estaba Marc, ahorcado con los ojos llenos de sangre y con un profundo corte en el vientre por donde se le salían las tripas. Laura se giró lentamente hacia ellos y se avalanzó con el cuchillo en la mano sobre Jack. Peter, temiendo por su vida, salió corriendo y gritando con todas sus fuerzas “¡Socorro! ¡Ayuda!”. Laura, al ver que el joven huía fue tras él. Pero tristemente Peter tropezó con una piedra y cayó despeñado por un barranco. Blake y Charlotte oyeron los gritos de su amigo y fueron corriendo a ver qué ocurría. Laura, como no estaba segura de que Peter estuviera muerto, fue hasta él, lo agarró fuertemente del pelo y lo decapitó. Laura se llevó con ella la cabeza del chico. Blake y Charlotte aparecieron segundos después. Blake, al ver a Laura despeinada y ensangrentada, malinterpretó todo y fue a ayudarla. Pero ella sacó lentamente la cabeza de Peter y se la lanzó a Blake con todas sus fuerzas. Éste, desconcertado por el golpe y por lo que estaba ocurriendo se despistó unos instantes; instantes que aprovechó Laura para apuñalarlo brutalmente y empujarlo al lado del otro cadáver. Charlotte, al ver cómo su mejor amiga había sido capaz de matar a su novio se quedó paralizada, pero reaccionó a tiempo y salió corriendo montaña abajo mientras se daba cuenta de que Laura había matado a todos sus amigos y que como no fuera más rápido ella sería su próxima víctima. Laura la siguió hasta más de medio camino, pero al ver que no podía alcanzarla la dejó ir. Finalmente, Laura regresó a lo más alto de la montaña y ya no se supo más de ella, hasta que un año después un grupo de montañeros que iban rumbo al Acherito encontraron la hoja del diario que voló la noche en la que Elisabeth murió asesinada, y en ella decía que todos y cada uno de ellos morirían asesinados esa misma noche... y así ocurrió. Cuenta la leyenda que si te encuentras la hoja del famoso diario de Laura allí estará planeada tu muerte y esa misma noche Laura entrará en tu habitación y te asesinará de la forma más terrible que te puedas imaginar.
David Belda, Daniela García y Candela Martínez (2º A).

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